La Inmaculada 2008

La Inmaculada Concepción de María.
Por los años 1970, era capellán de San Andrés Osuna y de su sector. Era una época muy peligrosa, en el principio de la guerra civil que se vivió en Guatemala. La finca era del Inta, institución pública del Gobierno. Los colones de la finca podían tener café sembrado en sus parcelitas y disponer de él. Intermediarios pasaban a comprárselo barato. Traté de reavivar una cooperativa existente para liberarlos de aquellos intermediarios. Así como de tener una tienda de consumo para facilitarles la vida.
Siempre me ha llamado la atención de ver que la misma vida, con lectura de fe, es una Biblia abierta: sus acontecimientos aclaran el plan de Dios.
Así que reunimos un lote regular de café de parte de los socios de la Cooperativa y nos fuimos a la capital para venderlo a una firma de café. Al llegar nosotros en su negocio, la Señora de Bran abrió un costal y vio un café picado por haberlo secado en comal. “Padre, me quisó engañar, dijo.” No me había ni dado cuenta. Los muchachos están inclinados a “probar su suerte” haciendo chanchullos. Es allí que entendí mejor que nuestra gente no está madura para el cooperativismo y lo importante de una muestra de producto de calidad.
En ésta fiesta de la Inmaculada Concepción de María del año 2008, ella es ésta muestra de Dios de cómo El nos sueña: obedientes y ofrenda perenne. María no es una persona apartada de la comunidad, pero muy solidaria con el plan de Dios: su Magnificat expresa su confianza en la fidelidad de Dios así como su inmensa admiración por Su grandeza y la fuente de alegría que es. En ella estamos todos con el gran poder de ofrecer a Dios por Su Espíritu el cuerpo y la sangre de Cristo, perfecto regalo, y el adorno que somos con el ofrecimiento de lo que somos, tenemos y hacemos.
Ella hará una pregunta al ángel: ¿como será eso, que no conozco varón? No como pregunta de duda si no para comprender mejor la voluntad del Señor: en efecto, se nota muy bien que quiere consagrarse a El en virginidad con José, de común acuerdo, lo que era un pensamiento corriente en la época: si nos fijamos en la comunidad de Qumrán, las parejas de aquella comunidad no tenían hijos ni se encontraron esqueletos de niños en su cementerio. Virginidad y maternidad son en sí pensamientos contradictorios. “No tengas pena”, le contestó el ángel: “el poder del Altísimo vendrá sobre ti”. Dios respeta su ofrenda de virginidad y a la vez le concede una maternidad milagrosa. Esa doble característica va a aclarar la misión de la Iglesia, ella también llamada a ser virgen y madre.
El cachudo no la tocó ni con la uña. Dios la guardó sin pecado. Los antiguos decían: “ ¿Era conveniente que la Madre de Cristo haya pertenecido que sea un momentito al demonio?” Su respuesta de fe era un rotundo “¡No!”. “Siendo conveniente, ¿Cristo lo quiso así para su madre? ¿Lo hizo en ella?” La conclusión era un firme ¡Sí! La fe en que María es Inmaculada Concepción es de todos los tiempos de la Iglesia aunque el dogma se proclamó mucho más tarde.
La Inmaculada Concepción es fiesta de la Iglesia Catolica, llamada a la gracia en crecimiento. Es fiesta de Usted, llamado a la santidad. ¡Que la goce!

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